sábado, 1 de mayo de 2021

¿POR QUÉ SE EMPLEAN CONSULTORES?

 


LA CONSULTORÍA DE EMPRESAS

La Consultoría de Empresa en un servicio profesional que ayuda a los Directores de empresas a analizar y resolver problemas prácticos y a transferir soluciones eficaces de una empresa a otra.

La Consultoría se considera principalmente como un método para mejorar las prácticas de dirección y productividad en los sistemas económicos de la empresa privada, pública o mixta, y para fomentar los recursos humanos mediante el perfeccionamiento de las técnicas de gestión, rentabilizando así la empresa.

CARÁCTER Y OBJETO

Definición

El trabajo del consultor empieza al surgir alguna situación juzgada insatisfactoria y susceptibles de mejora y termina, idealmente, en una situación en que se ha producido un cambio que constituye una mejora.

La Consultoría es un servicio independiente. Se caracteriza por la imparcialidad del consultor, que es un rasgo fundamental de su papel, ya que esta independencia significa al mismo tiempo una relación muy compleja con las organizaciones clientes y con las personas que trabajan en ellas, y una imparcialidad en situaciones tales que ninguna persona en la empresa podría poseer. La Consultoría no proporciona soluciones milagrosas; sería un error suponer que, una vez contratado el consultor, las dificultades desaparecen.

La consultoría es un trabajo difícil basado en el análisis de hechos concretos y en la búsqueda de soluciones originales pero factibles.

Las cualidades del Consultor son:

  • Creatividad
  •  Observación
  • Análisis
  • Síntesis
  • Decisión

¿Por qué se emplean consultores?

  1.  Para que aporten conocimientos y capacidades espaciales.
  2. Para que presten ayuda intensiva en forma transitoria.
  3. Para que de un punto de vista imparcial.
  4. Para que den la Dirección argumentos que justifiques decisiones predeterminadas.
  5. Para la formación adecuada del cuadro de colaboradores y/o mandos intermedios.

Etapas básicas de la tarea del consultor

  • Investigación
  • Análisis de datos.
  • Propuesta de mejoras/soluciones.
  • Aplicación

AMPLITUD, ALCANCE Y CARACTERISTICAS

Tipos de problemas.

La gama de problemas cuya solución se encomienda al consultor es sumamente amplia.

Desde el punto de vista de la calidad o nivel de la situación, la dirección puede pedir al consultor que corrija una situación que se ha deteriorado (problema de corrección), que mejore la situación (problema de perfeccionamiento) o que cree una situación totalmente nueva (problema de creación).

En general, los consultores de empresa no están capacitados para tratar de problemas de orden tecnológico, como la aplicación de programas informáticos. Esta asistencia puede prestarla la misma unidad de consultoría (si es grande) o bien empresas especializadas en Software.

El rol del Consultor

El Consultor, como promotor de cambio, puede asumir dos funciones fundamentales: la de consultor de recursos y la de consultor de procesos.

El Consultor de recursos (Analista)

Este tipo de consultor facilita información y servicios, recomendando un programa de acción precia, recolecta de datos y acciones internas de la empresa.

El éxito de este método depende del diagnóstico concreto de las necesidades y de la pericia del consultor para facilitar la información adecuada o prestar el servicio que convenga en cada caso.

El Consultor de procesos (Consultor de Gestión)

En este caso, el consultor, como promotor y profesor de cambio, trata de ayudar a la organización a tomar conciencia de procesos orgánicos, de sus consecuencias probables y de las técnicas para lograr el cambio. A diferencia del consultor de recursos que se ocupa principalmente de transmitir conocimientos y de resolver problemas, el consultor de procesos da a conocer su enfoque, sus métodos y valores para que juntamente con la propia organización se implemente y ejecute la nueva metodología de trabajo e iniciar así el cambio.

En consecuencia, desde este momento los trabajos que se realizan son prácticos y no teóricos, ya que, desde el director, sus colaboradores y el consultor participan en la evolución y nuevo dimensionamiento de la empresa. En la consultoría de estilo moderno las dos funciones son complementarias.

LA RELACIÓN CONSULTOR-CLIENTE

Los consultores ayudan a resolver problemas a otras personas y organizaciones. Por consiguiente, hay dos aspectos principales en toda relación de consultoría:

  • El análisis y la solución de los problemas
  • La relación entre el consultor y el cliente.

Estos aspectos están interrelacionados y si la relación consultor-cliente no es debidamente entendida por ambas partes, por bueno que sea el criterio científico en que se basa la solución propuesta a determinado problema, no se llegará a resultados prácticos. En la historia de la consultoría se conocen miles de casos archivados que provocaron gran confusión en la empresa-cliente porque los papeles complementarios del consultor y del cliente no habían sido definidos o porque las relaciones entre ambos se deformaron en el curso de la consultoría,

Creación y mantenimiento de buenas relaciones

Al iniciar una tarea es necesario disipar la incertidumbre y las especulaciones que el objeto de la presencia del consultor suscita en la empresa.

La buena práctica directiva y las buenas relaciones laborales exigen que los trabajadores o sus representantes reciban información completa sobre asuntos de interés para los trabajadores relativos al funcionamiento y perspectivas de la empresa y a la situación presente y futura de sus empleados. Este punto es importante en muchas tareas de consultoría. Tanto el consultor como su cliente deben prestar particular atención a tales tareas, que por su carácter, pueden exigir no sólo información, sino la celebración de consultas e incluso, en algunos casos, negociaciones entre la dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores (recomendación de la OIT y práctica en varios países de Europa).

Definición del problema

El consultor, antes de aceptar la tarea, debe estar seguro de que puede solucionar la definición del problema y poner en marcha dicha solución. A excepción de los casos más sencillos y claros, el consultor desea llegar a su propia conclusión acerca de la índole del problema y de las dificultades que entraña su posible solución por medio del estudio de la empresa.

La definición del consultor puede diferir de la del cliente por muchas razones. Con frecuencia los empresarios están demasiado inmersos en una situación particular o son ellos mismos quienes han creado el problema con su solución pasada, y puede no darse cuenta de su magnitud y de su alcance.

Pueden ver sólo síntomas y no el problema real, o bien resistirse a admitir la existencia de ciertos aspectos del problema y preferir que el consultor los descubra”.

Relaciones de trabajo durante la tarea

El comportamiento del consultor durante todo su cometido repercute acusadamente en las relaciones de trabajo y en la ayuda que logrará obtener del cliente y de su personal. No todas las personas que trabajan en la empresa apreciarán inmediatamente la presencia de alguien que viene del exterior a demostrarles que ellos (individual o colectivamente) podrían trabajar mejor o con más rendimiento. El consultor se gana su confianza y apoyo escuchando sus argumentos, siendo paciente y modesto, demostrando su competencia sin valerse de ardides para impresionar y trabajando con suma organización y disciplina.

Si las relaciones de trabajo son buenas y el cliente plenamente satisfecho por los progresos logrados por el consultor, puede presentarse otro peligro: la tentación de asociar tan estrechamente al consultor a la solución de los problemas de la dirección que el cliente le delegue de hecho parte de su función decisoria. En tal caso el consultor debe emplear la siguiente analogía. “La función del consultor es la de fisioterapeuta, no la de muleta”

Posibilidades de éxito

Aunque la mayoría de las tareas de consultoría pueden redundar en mejoras, también las hay que por diversas razones no pueden dar ningún resultado y que por consiguiente significan un gasto financiero inútil. Por ejemplo: el cliente desea introducir un cambio que debería haberse efectuado hace tiempo y que ahora no puede impedir el deterioro general de la situación; las mejoras son posibles, pero a expensas de medidas graves para el personal que el cliente no las puede aceptar; el beneficio conseguido seria tan escaso que no justificaría los honorarios del consultor.

Si el consultor profesional descubre una situación de esta índole al asumir una tarea, incluso si ya ha empezado a trabajar en ella, debe informar al cliente con franqueza y sugerirle la cancelación del contrato.

Enseñar a trabajar sin consultores

Ningún consultor profesional perpetúa sus tareas haciendo al cliente dependiente de su consejo. El único trabajo realmente digno del consultor es el trabajo educativo y formativo que enseña a los clientes y a su personal a llevar mejor sus asuntos por sí mismos. La transmisión de toda la información sobre los métodos empleados y la formación del personal de manera que sea capaz de repetir las mismas operaciones sin ayuda, son elementos fundamentales del método profesional del consultor.

Esto no significa que cuanto mejor haya enseñado el consultor a su cliente y a su personal, menos trabajo tenga en el futuro.

Confidencialidad

Los consultores de comprometen a no revelar ninguna información confidencial (en el contrato suscrito con el cliente existe un apartado tipificando el alcance) sobre sus clientes y a no hacer uso alguno de esta información para obtener beneficios o ventajas. Los clientes deben estar convencidos de que pueden confiar en sus consultores, de lo contrario la consultoría es imposible.

La confidencialidad es todavía una cuestión importante en España, donde las empresas no están seguras de que la información que facilita a consultores procedentes de centros de dirección de empresas o de productividad no sea transmitida a organismos oficiales (Delegación de Hacienda, de Trabajo, etc.)

Por lo tanto, una consultoría vinculada al Sector Público pierde autonomía y fiabilidad.

Con la Ley para la Represión del Fraude Fiscal, el secreto profesional ha levantado una extensa polémica. Esta tentativa que late en dicho proyecto no merece más comentario que el formulado por David Edward (asesor de la Comunidad Europe) con estas palabras: “El final del secreto profesional, es el principio de la tiranía.”

Pedro Rubio Domínguez/ Consultor

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