Muchos estudiosos del Marketing
gastan mucha energía en el nombre de la marca; realizan estudios durante varios
meses para probar diversos nombres como si una palabra tuviera el poder, por si
misma, de venderse sola. Mi sentido común me dice que el nombre realmente no
importa. Las empresas acaban haciendo una considerable cantidad de publicidad y
creando una imagen alrededor del nombre. El nombre tiene éxito porque una buena
campaña lo tatúa en la mente del consumidor, Nombres relativamente nuevos como
Diageo--propietaria de Pillsbury, Burger King, Guinness y relevantes marcas de
licor-, o Agere--fabricante de componentes de comunicaciones adquiridos por
Lucents Technologies--, pueden parecer extraños. Pero esos nombres no tienen mayor
ni menor significado que Ford, Marriott, Coca-Cola u otras marcas de renombre.
La importancia de
llamarse …
En realidad, el nombre debe ser
más importante para el equipo que integra la empresa que para el consumidor.
Tomemos el nombre de Lucent, que significa
“marcada por la claridad” o “brillante como la luz”. El consumidor
escucha Lucent y piensa en tecnología, y no necesariamente en una fuerza
luminosa, Pero para los creadores de Lucent, el nombre significa mucho: es una síntesis de la misión y valores de
la empresa.
¿Cuáles son dos de los nombres
más famosos surgidos durante la pasada década? Amazon y Starbucks
¿Antes de que existieran los
establecimientos pensábamos en café cuando escuchábamos Starbucks? Rotundamente no. La mayoría pensaba, de hecho, en el
personaje de la serie “Battlestar
Gallactica”. Nosotros empezamos a conocer una empresa a través de su
Marketing y publicidad, y a partir de ahí comenzamos a crear una imagen. En
síntesis, la fuerza del significado del nombre, cuando ponemos en marcha una
empresa, reside en los emprendedores que deciden poner en marcha el negocio.
La publicidad, en
declive
El típico anuncio de televisión
de 30 segundos de duración, considerado como el pilar del Marketing masivo y el
medio más eficaz para comunicar un mensaje, ha comenzado a perder influencia a
medida que las nuevas tecnologías se van consolidando entre las nuevas
generaciones. La publicidad directa en Internet
y a través del correo electrónico, los programas de merchandising en las
tiendas, el establecimiento de productos o “product
placement” en programas de entretenimiento, y el patrocinio de deportes y
eventos culturales son ejemplos de los nuevos métodos empleados ahora por los
publicistas.
La televisión se encuentra bajo escrutinio
desde varios frentes. En primer lugar, mucha gente graba en video los programas
y así evita ver los anuncios. La televisión a la carta ha hecho que sea aún más
fácil, Además, cada vez hay más gente que mientras ve la televisión está
haciendo otras cosas, como por ejemplo trabajar en el ordenador, y por tanto
presta una menor atención a los anuncios, Otra amenaza es que, en comparación
con las generaciones anteriores, los jóvenes pasan más tiempo delante del
ordenador o del celular que viendo la televisión. Por último, el auge de la
televisión por cable ha fraccionado la audiencia televisiva, debilitando por
tanto el alcance que los publicistas consiguen con un sólo anuncio.
En el debate sobre la efectividad
de los anuncios de televisión hemos sobrepasado el punto de inflexión. Algunos
dirán—y estarán en lo cierto que no hay razón de que preocuparse y que el cielo
no se ha derrumbado. Y tienen razón, pero todos los indicios nos muestran que
este es el comienzo de nuevos tiempos en los que tendremos que hacer las cosas
de un modo completamente diferente a cómo las hacíamos antes. Para conseguir
resultados no se puede confiar únicamente en crecer gracias a la expansión. Se
trata de una batalla por las cuotas de mercado, lo cual significa que tienes
que ser un poco más agresivo.
Inaugurar el mercado
El que pega primero, pega dos
veces. Ser el primero, contar con la ventaja de la oportunidad e inaugurar un
mercado es, sin duda un activo crucial. No obstante, en estos tiempos nadie
puede permanecer solo en el mercado durante mucho tiempo. No basta ocupar una
posición segura, se debe innovar constantemente.
La conclusión sobre la
competencia podría resumirse en el cuidado de los aspectos tangibles e
intangibles de una empresa: los clientes, las marcas, la propiedad intelectual,
la distribución y el capital humano. La elección de una estrategia basada en la
opción y reacción de la competencia. La atención puesta a las necesidades,
cambios y métricas del cliente y el mercado.
Los pioneros si son los que hacen más dinero, de eso no hay duda, pero sólo los pioneros que logran consolidarse mediante un proceso de renovación constante son los que logran perdurar e institucionalizarse. Y quizá esa realidad competitiva puede sonar agresiva, pero al final es algo que beneficia todos. Una vez, durante una comida, el maestro Kenichi Ohmae me dijo una gran frase: “Incluso los murciélagos son hermosos en un mundo sin pájaros” Y es cierto: sin la competencia, cualquier empresa, por ineficiente que fuera, sería hermosa. ■
DAVID J.
REINSTEIN
Profesor de Marketing en la
prestigiosa Wharton School (Universidad de Pensilvania), David Reibstein está especializado en métricas de Marketing,
Estrategias de Marketing y estudio de la competencia. Galardonado con más de 30
premios por su labor docente en Wharton, Harvard, Stanford o INSEAD, Reibstein
ha logrado fusionar sus estudios sobre el Marketing y su impacto financiero, en
una obra imprescindible: Marketing Metrics:50 + Measures Every
Manager Should Master. Consultor para numerosas compañías, es coautor y
autor en solitario de otras destacadas obras, como la más reciente Marketing
Performance Measurement ((Medición de la efectividad del Marketing).
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