El sistema utilizado por la
mayoría de las empresas no es el ideal para los consumidores y no da ventajas
en relación con la competencia. El hecho es que tener un grupo de empleados
cuyo trabajo está dirigido al cliente, o establecer como prioridad de la organización
a los consumidores, no significa una ventaja automática sobre la competencia
para la empresa.
Esto se da especialmente cuando
la empresa se orienta específicamente hacia el servicio al cliente, invirtiendo
en este como único valor diferencial., y dejando de lado la auténtica política
de Marketing y las estrategias que dinamizan las ventas. La atención al
cliente, tal como se practica hoy en día, está alejada del Marketing de
relación como los vistosos folletos y grandes campañas publicitarias que
pretenden comunicarse con el mercado.
Clientes satisfechos, no sólo
clientes nuevos.
Por Marketing de relación se
entiende la política de Marketing interesada en el mantenimiento de clientes
satisfechos y no sólo por la conquista de nuevos compradores. "Identificación
total con el cliente"; "Orientación de mercado consecuente";
"El cliente como objetivo de nuestra actividad laboral"; "El
cliente es el rey". Eslóganes de este tipo han perdido actualidad. En
muchos casos estas frases son una burla brillante para el consumidor.
Es suficiente con examinar las
promesas: en nueve de cada diez casos las promesas no se cumplen y, en muchos
otros, las compensaciones dependen de demasiadas cláusulas y trámites
engorrosos. Las restricciones superan ampliamente el eventual servicio. El
problema atañe principalmente a la industria, pero el comercio también se ve
involucrado por actuar por omisión. Los comerciantes tienen la costumbre de
cargar la responsabilidad por los productos a los fabricantes y se niegan a dar
sus propias garantías a los consumidores, cuando lo correcto sería dividir esas
atribuciones.
Asumir los errores con el cliente
Por su parte, las empresas del
sector de servicios tampoco tienden a asumir responsabilidades. Podemos citar
los servicios telefónicos como ejemplo: aunque los empleados de las centrales
telefónicas se esfuercen para tener un buen rendimiento en sus tareas,
frecuentemente los consumidores los culpan por la mala atención, pero no son
ellos quienes están en condiciones de cambiar esa atención, porque no les
corresponde tomar esa decisión.
Algunas empresas -- incluyo en
este grupo a representantes de la industria, comercio y servicio-- por lo menos
consultan a sus clientes para conocer sus opiniones y deseos. Generalmente esto
sucede por medio de un censo que realizan cada dos años, plazo que les parece
razonables para la obtención de resultados relevantes, aunque en la práctica se
haya demostrado que es insuficiente.
La mayoría de las empresas, sin
embargo, se equivocan al pensar que conocen la opinión de los clientes sin
siquiera haberles efectuado una consulta. No están interesadas en desarrollar
una política de Marketing estratégico de relación. ¿Qué quiero decir con esto?
Por ejemplo, ¿qué piensan ellas de la participación del cliente en el
desarrollo de los productos? ¿Por qué no invitan a los clientes a las
conferencias de ventas? ¿Se trata acaso de enemigos contra quienes hay que
elaborar planes secretos?
No sólo de "Vips" vive
la empresa.
Algunas empresas intentan
concentrarse en administrar bien sólo las cuentas más importantes. Pretenden
ocuparse hasta de la asistencia a los principales clientes, destinándoles la
mayor parte de las inversiones y del tiempo. Sin embargo, no desarrollan más
que análisis. ¿Y cuál es el lugar que le corresponde al mejorado departamento
de atención al cliente? La mayoría de las veces los empleados de esta área no
van más allá de pronunciar y repetir algunas frase-modelo: ¿Está satisfecho?,
Nos estamos ocupando de corregir el fallo. Disculpe la molestia" Y a veces
ni eso.
¿Dónde está el catálogo del
departamento de servicio al cliente, con información al día de su reclamación,
que muestra lo que diferencia a la empresa de la competencia? ¿Y dónde están
las anotaciones hechas de lo que está sucediendo con los productos y servicio
de la compañía para que pueda haber una nueva evaluación?
Mientras la empresa no esté en
condiciones de involucrar a absolutamente todos sus empleados y colaboradores
en su política de orientación al cliente, todas las decisiones de trabajar por
ellos son parciales; principalmente mientras no disponga de instrumentos de
Marketing definidos y eficientes para controlar y desarrollar este tipo de
política.
Hace falta, además, apostar por
la comunicación verbal. Sin embargo, mientras el vendedor sea entrenado como
mero receptor de pedidos, no se puede hablar de comunicación, y mucho menos de
diálogo con el cliente. Es indispensable que la comunicación y la colaboración
con el cliente ocupen el primer lugar en la lista de las obligaciones de los
empleados de la empresa.
El Marketing de relación es un
conjunto de medidas dirigidas hacia el cliente. No es suficiente con
felicitarle por su cumpleaños o darle invitaciones para un espectáculo. Es
necesario que la empresa tenga una orientación sistemática que preserve, por
encima de todo, los intereses del cliente, por ejemplo, manteniendo un contacto
estrecho, a través de un comité de clientes o haciendo que la gestión dependa
de la aprobación del cliente. Todo esto, sin embargo, aún no es suficiente: la
totalidad de las acciones de la empresa, sean del área productiva o de la
atención, deben ser transmitidas al cliente para que las considere equivalente
a una ventaja financiera.
Es hora de que las empresas
comiencen a esforzarse por ordenar sus tareas de acuerdo con el Marketing de
relación y dejen de engañarse a sí mismas con los servicios de atención al
cliente, de ventas y de perfil de consumo, que se convierten en clasificaciones
estériles y repetitivas de los clientes. ■
Heinz Goldmann
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