A menudo se considera la política
de los consumidores como la inquietud de una sociedad opulenta preocupada por
las cosas materiales. Con excesiva frecuencia se confunde con "consumismo"
(o la frívola acumulación de bienes por placer, de hecho, no hay valor más
fundamental en nuestro sistema democrático pluralista que el respeto de los
derechos de los individuos), y el propósito de la política de los consumidores
no es sino la protección de los derechos individuales en el contexto económico.
Otro malentendido que impide el
desarrollo de la política de los consumidores es el dar por hecho que el
interés del consumidor o usuario está invariablemente enfrentado con el del
productor. En un sistema de libre mercado cualquier transacción entre comprador
y vendedor implica un compromiso entre fines opuestos (el precio máximo y el
mínimo), pero la relación productor/usuario también se basa en un objetivo
común: la satisfacción de las necesidades del consumidor.
La política de los consumidores,
al definir y establecer estas necesidades, contribuye a que los productores
dirijan sus actividades de forma más precisa hacia las realidades del mercado.
La política de los consumidores, al aumentar el conocimiento del mercado por
parte de éstos, contribuye a garantizar que los productos que satisfacen
necesidades reales encontrarán compradores. De ello resulta un mercado más
eficaz, con más ganancias para los productores y mayores oportunidades para la
satisfacción de los consumidores.
La política de los consumidores,
preocupada por el individuo como entidad económica, nunca puede ser considerada
de forma aislada: debe participar en la elaboración de la política global e
integrarse en la política económica en particular. Su objetivo es corregir un
reiterado desequilibrio de la estrategia económica, un hábito de centrarse en
el aspecto del suministro como si fuera el motor principal de la economía. El
desequilibrio de fuerzas actual está patente en la organización normal de los
gobiernos, la influencia conjunta de los ministerios de Industria, Comercio,
Trabajo, Agricultura, etc. en nombre de los productores, supera con creces los
esfuerzos de los ministerios (o secretarias de Estado) responsables de los
asuntos de los consumidores. La misma desigualdad puede observarse en las
cantidades de dinero que el gobierno dedica a subvencionar a los grupos de
interés encuadrados, dentro del mercado, en el lado productivo, en comparación
con los fondos disponibles para los órganos representativos de los intereses de
los consumidores.
Este enfoque económico
gubernamental centrado en el productor refleja el comportamiento de las propias
personas que operan en el mercado. La escala de los mercados actuales, en los
que el distribuidor tiene pocas probabilidades de mantener una relación
personal con el consumidor, da lugar a unas prácticas comerciales que pueden
tratar al consumidor casi como si fuera una cantidad pasiva. Conceptos tales
como "crear la demanda" son sintomáticos de la alienación del
usuario final.
El desarrollo de técnicas de
marketing estratégico y la utilización de la informática y sofisticados
análisis estadísticos en la toma de decisiones de los productores pueden
contribuir a un estilo de dirección de empresa que olvida al consumidor como
individuo. Esto no quiere decir que se debe abandonar el marketing moderno, al
contrario, sino que, si no de utiliza con el debido respeto a las necesidades
del consumidor como individuo, se hace un flaco favor tanto a los consumidores
como a los productores. El alejamiento entre las dos partes del mercado
conduce, efectivamente, a la explotación, la cual perjudica al consumidor, y al
temor a la explotación, el cual paraliza el mercado en detrimento tanto de los
beneficios del productor como del bienestar y satisfacción del consumidor.
La eliminación de los obstáculos
al comercio deberá hacer que la industria española sea más competitiva en los
mercados exteriores. Sin embargo, la capacidad de España para competir no sólo
vendrá determinada por el tamaño del mercado interior: la calidad de dicho
mercado también es crucial. La disciplina-- y las oportunidades-- que ofrece un
grupo de consumidores fuerte, articulado y bien informado son esenciales si los
productores españoles quieren igualar la competitividad de unos rivales muy
acostumbrados a satisfacer las exigencias de mercados amplios y sofisticados.
Pedro Rubio Dominguez.
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Fuente: EL DERECHO DE ELEGIR Y EL IMPULSO ECONÓMICO- Eamonn
Lawlor.
Documento de la Comisión de las Comunidades Europeas
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Recomendado:
LO QUE TODO EMPRESARIO DEBE SABER
Los métodos organizativos tradicionales han quedado
obsoletos a causa de la tecnología, el comercio y las sociedades que se han
vuelto demasiado complejos; es por ello por lo que el empresario de hoy debe
tener en cuenta el escenario en que se mueve y el papel que en él cumplen: la
economía, las finanzas, los conceptos de liderazgo, negocio, management y
sociedad.
Prestamos nuestros servicios a las empresas, basándonos en la necesidad de gestión que tienen las mismas y, por tanto, de la siguiente manera: ■ Si la empresa dispone de información necesaria, mensualmente la analizamos entregando un informe escrito, destacando en él la situación de la empresa, su evolución económica y financiera y aconsejando la gestión adecuada. INSTITUTO EUROPEO DE GESTIÓN EMPRESARIAL Formación & Consultoría Dpto. de Análisis y Activación de empresas iege.formacionyconsultoria@gmail.com _____________________________________________ |
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