jueves, 3 de junio de 2021

EMPRENDER EN FEMENINO

 

En los últimos años se ha incrementado el número de personas emprendedoras y se ha batido el récord en creación de empresas. Este aumento corresponde fundamentalmente a las mujeres, muchas de ellas dadas de alta como autónomas.

Por poner un ejemplo, en la Escuela de Mujeres Emprendedoras del Ayuntamiento de Barcelona (promovida por la Agencia Municipal de Desarrollo Local, Barcelona Activa) las mujeres participantes en ella con la intención de poner en marcha un proyecto se han incrementado en un 32% respecto al año anterior.

Por un lado, la crisis del coronavirus, y por otro, la expectativa de salida de esta para 2021, son motores que impulsan a algunas personas con mayores dificultades en el mercado laboral, a intentar la aventura de ponerse por su cuenta. A este respecto hay que tener en cuenta que casi la mitad de todas las nuevas empresas son, en realidad, personas autónomas, motivo por el cual, estamos fundamentalmente hablando de un proceso de autoempleo, y no tanto de un impulso netamente emprendedor producto de una idea de negocio o visión empresarial. Hay que tener en cuenta esta situación para entender también el alto nivel de fracaso que experimentan muchos de estos proyectos en los primeros años.

Sabemos que las mujeres mayores de 45 años lo tienen especialmente difícil para ser contratadas por cuenta ajena, y lo muestran los datos de paro de larga duración, que es especialmente femenino. Por otra parte, el hecho de que, cuando están asalariadas, cobren menos que sus compañeros (hay que recordar que la brecha salarial alcanza el 24% en nuestro país) o que se vean obligadas a aceptar contratos a tiempo parcial de forma muy mayoritaria, conduce a muchas a dar el salto al emprendimiento.

El salto al emprendimiento

Se trata de una buena noticia, siempre que se tengan en cuenta algunos aspectos:

  • Los estudios muestran que la posibilidad de acceso a financiación es determinante para el éxito de un proyecto empresarial
  • Tener una red de contactos profesionales facilita la puesta en marcha, crecimiento y consolidación del proyecto
  • Contar con el asesoramiento de un mentor o mentora es decisivo para cualquier emprendedor y, se ha comprobado que, en el caso de las mujeres, la influencia de una mentora es incluso superior
  • La capacidad de comunicación y visualización de la emprendedora resulta esencial para lograr el reconocimiento y la fidelización a su producto o servicio.

Aproximadamente un 90% de las nuevas empresas fracasan antes de transcurridos cincos años

Estos aspectos alertan, en primer lugar, de que no todas las mujeres pueden ser emprendedoras, aunque lo deseen. Lamentablemente, el deseo es condición necesaria pero no suficiente para lograr los objetivos. En segundo lugar, resulta necesario facilitar desde las administraciones públicas que las mujeres, que parten de menores niveles económicos, tengan acceso a financiación, formación, mentoría, redes y demás aspectos que los estudios han mostrado como determinantes.

Por último, sería deseable avanzar en el nivel de conciencia de la población en general, y de las mujeres en particular, respecto a los riesgos de emprender sin tener conciencia de todos los aspectos requeridos para iniciar un proyecto con buen pie. Aproximadamente un 90% de las nuevas empresas fracasan antes de transcurridos cinco años. Si no establecemos sistemas de alerta y conciencia, el fracaso puede ahondar en las circunstancias de precariedad de que partía la persona y provocar una doble victimización que haga muy difícil su recuperación, especialmente si ha depositado en su empresa el capital de que disponía.

En conclusión, bienvenido sea el emprendimiento femenino siempre que se lleve a cabo desde la mesura, el conocimiento y la evaluación de riesgo.

PRD

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