“Nacemos genios y morimos
idiotas, y en medio el sistema educativo”. Creo que la frase es de Einstein,
pero no estoy segura, se lo he escuchado varias veces a Mario Alonso Puig en
sus conferencias.
Efectivamente nos educan, entre
otras cosas, para que planifiquemos bien nuestras tareas y organicemos bien
nuestro tiempo y conseguir el máximo de eficiencia. Evidentemente, en la
gestión, en la innovación, en la vida, son importantes la planificación, la
organización, la estructura y el método, conceptos que todos tenemos claros e
intentamos aplicar a nuestra forma de hacer las cosas. En las ESCUELAS DE
NEGOCIOS nos han enseñado las ventajas de tener estas capacidades para lograr
el éxito.
Sin embargo, nada nos dicen de
aprovechar las casualidades, de dejarse llevar, mirar con nuevos ojos y mente
abierta. No nos hablan del poder de las conexiones accidentales. No nos hablan
de la magia de la serendipia para innovar, de aplicar una buena dosis de
serendipia en nuestro día a día. Quizás tu vecino, tu hijo, tu compañero de
tren o aquella persona que te cruzas por la calle tienen la respuesta que, sin
saberlo, andas buscando.
Serendipia son los
descubrimientos afortunados que se producen sin planificación. Detrás de
grandes y pequeños descubrimientos está la serendipia: la penicilina, el
principio de Arquímedes, el post-it, la viagra, América, y muchos, muchos más.
Pero no es sólo una casualidad
que aprovechamos, sino que es una habilidad, es la facultad de los individuos
que, receptivos a la casualidad, hacen de las mismas inferencias valiosas,
deducciones que contribuyen a la ampliación de los campos del saber y a la
innovación.
La serendipidad refleja algo que
la vieja gestión se ha empeñado en obviar siempre: el fascinante poder de lo
aleatorio en los procesos de innovación y creatividad, y que se materializa
gracias a una actitud de “dejarse llevar” y de huir de la “sobre planificación”.
Es la intuición, la sagacidad, la perspicacia que conduce a aplicaciones
valiosas.
La serendipia es una actitud
Serendipia es conversar con
alguien, pasear por tu ciudad, navegar por Internet, leer un blog, conectar con
un nuevo contacto en tu red social favorita… y dejar que la magia de las
conexiones espontáneas suceda; descubrir algo que te cambia el rumbo, el enfoque
de un problema, llevándote a una solución mejor.
Escucha. Intercambia ideas con tus compañeros de trabajo,
escucha a los que en teoría no tienen conocimientos de tu área de trabajo y
sorpréndete con lo que te aportan. Serendipia es escuchar y observar sin un
propósito determinado.
Sorpréndete. Busca que cada día algo te sorprenda, déjate llevar
por el azar de vez en cuando y descubre qué te aporta. Serendipia es fluir, es
ser curioso.
Sal de la caja. Utiliza el pensamiento lateral, conecta ideas dispares entre sí, inspírate para llegar a la idea brillante, el momento “Eureka”. Serendipia es crear e innovar.
Los bloqueos a la serendipia
Pero ¿Qué nos impide disfrutar de
momentos de serendipia?
Excesiva
planificación: Nos han educado para
que tengamos objetivos claros y definidos en la vida y en el trabajo, y que nos
planifiquemos para conseguirlos.
Pensamiento
lógico: Nuestra mente crea modelos
fijos de conceptos, lo que limita la capacidad de uso de la información nueva.
La función del pensamiento lateral es la reestructuración (perspicacia) de
modelos antiguos y la creación de modelos nuevos (creatividad).
Obsesión
por una idea: Nos lleva a rechazar
automáticamente ideas contrarias.
Endogamia: Consiste en rodearnos de nuestros afines, personas
que piensan y sienten como nosotros, no dejando espacio para la diversidad, que
tanto nos enriquece con sus visiones diferentes.
Excesiva
orientación a resultados: Nos provoca visión “túnel” y
estrés, apartando de nuestro camino todo aquello que a priori no asociamos con
nuestros objetivos.
Actitudes
arrogantes y de superioridad: Creer
que los demás no nos pueden enseñar nada.
Rutina: Si cada día haces lo mismo, no esperes resultados
nuevos.
La serendipia es una actitud.
Para disfrutar de ella, necesitamos cierta predisposición, curiosidad, una
mente abierta, un amplio rango de intereses y habilidad para aprovechar lo
accidental. ¡Pruébalo, te sorprenderán los resultados!
Alicia Pomares
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