La mayoría de las personas que
nos rodea desean que se reconozcan sus méritos, desean destacarse, quieren que
se repare en ellas, necesitan sentirse importantes. En síntesis, todos usamos
cartelones invisibles sobre nuestros pechos, que dicen:
• "Quiero ser
IMPORTANTE",
• "Quiero ser
ADMIRADO",
• "Quiero ser
APRECIADO".
Cuando advierte que su
interlocutor quiere ser importante, admirada, apreciada (como toda persona
claramente lo quiere), y usted desatiende su advertencia corre el riesgo de
perder su amistad.
Por increíble para parezca, muchas
veces desatendemos esta advertencia y en el trato personal o escrito no tenemos
en consideración alguno de los tres deseos (y necesidades) vitales que están en
el centro sensible de todas las demás personas.
Es incalculable lo que se pierde
cuando desatiende los cartelones invisibles que todo el mundo lleva siempre
sobre el pecho, advirtiendo:
"Quiero ser IMPORTANTE", "Quiero ser ADMIRADO",
"Quiero ser APRECIADO".
Visualice
esos carteles cuando este frente a cualquier persona
Visualicemos en el trato
personal, cuando escriba o cuando hable por teléfono. Son la base necesaria
para sus tratos con toda la gente, en todo tiempo, en todo asunto, bajo toda
circunstancia. Son la esencia misma del triunfo mismo.
El sendero hacia el triunfo es
dar a los demás lo que ellos quieren, o ayudarlos a obtenerlo.
Decir “bien hecho” a cualquier tarea bien realizada tiene un efecto mágico. A todos nos emociona la alabanza. La alabanza impulsa a la gente a actuar, le infunde confianza interior e incluso fomenta su crecimiento.
- SI la persona quiere ser IMPORTANTE (y todos lo quieren), dígale que es importante, trátela como persona importante y, de todos los modos posibles, conviértase en una inversión sobre su importancia y un seguro de que su importancia no será disminuida.
- SI una persona quiere ser ADMIRADA (y todos lo quieren), dígale que la admira, dígale a los demás que la admira, y demuestre su admiración hacia ella como persona, por sus logros, su familia, sus bienes.
Haga todo esto con tacto, incluso
con sutileza, porque nada es más ofensivo que el halago insincero de otro, para
su propia ganancia directa o indirecta.
Asegúrese, pues, de que su admiración es genuino y sincera. Puede hacer esto buscando con diligencia los atributos y bienes que usted sinceramente puede admirar. Se asombrará (y espero que se complacerá) ante todas las cualidades admirables, realizaciones, relaciones y bienes que los demás tienen. Solo requiere hacer un esfuerzo sincero para buscarlos.
- SI una persona quiere ser APRECIADA (y todos lo quieren), muestre su aprecio de todos los modos posibles. A diferencia de la admiración, que podría sospecharse de insinceridad si se efectúa sin tacto, difícilmente haya modo alguno en el que usted pueda exceder el aprecio.
El aprecio casi siempre es
demasiado poco. De hecho, el aprecio es casi siempre demasiado poco y demasiado
tardío y se da con demasiada poca imaginación. Expresar plenamente el aprecio
en los modos habituales le ganara un grado de distinción porque el aprecio
raras veces se expresa plenamente, si es que se lo expresa.
Use un poco de imaginación,
exprese más hondamente su aprecio le señalara como una persona a la que le es
especialmente agradable hacer favores.
Busque
las buenas cualidades de los demás. Muestre su aprecio.
- Sea sincero. No ofrezca halagos falsos. Ser sincero significa buscar lo bueno que hay en todos los demás. Lo encontrara si lo busca con sinceridad.
- Sea concreto. No se limite a decir que una persona es "simpática".
- Procure elogiar cualidades concretas.
- Sea cortes. Hará que las relaciones con los demás se inicien en una atmósfera de afecto y amistad.
- Practique la buena educación y la gentileza con los que tenga al lado.
- Sea generoso con el "gracias y el "por favor.
- Utilice los nombres. Si quiere que la gente haga cosas por usted, llámela por su nombre. Utilice el nombre de las personas. Les agrada, no se cansan jamás, es música para sus oídos. Borra la hostilidad y suaviza las opiniones contrarias.
- Para convencer, hace falta escuchar. El hecho de que se le preste atención hace que una persona se sienta a gusto y se muestra dispuesta a hacer cosas que se le sugieren.
- En la medida que usted de a los demás lo que quieren, ellos le darán a usted lo que quiere.
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