jueves, 21 de octubre de 2021

POR QUÉ SE VENDEN LAS EMPRESAS

 


Los consultores de empresas que nos dedicamos, entre otras funciones, a la compraventa de empresas nos solemos preguntar muchas veces por qué las empresas se venden.

Los motivos más comunes, entre otros, son los siguientes:

Sucesión: Muchos empresarios no tienen hijos interesados en continuar con el negocio familiar, algunos estudian ingeniería, medicina o arte y no les gustan las actividades empresariales. Como dice el refrán castellano: “el ojo del amo engorda el ganado”, la mayoría de los negocios no funcionan de forma óptima sin la presencia y supervisión de los propietarios, por este motivo es común que los propietarios prefieran vender su empresa antes que delegarla por completo a familiares o empleados.

Lo único constante es el cambio: El mundo de los negocios está en permanente cambio y no siempre es fácil adaptarse. La globalización y la apertura económica hacen que la competencia se haga cada vez más difícil, por este motivo algunos empresarios prefieren vender su compañía a competidores o empresas del exterior que quieren utilizarla como estrategia de internacionalización para entrar al mercado local antes que arriesgarse a perder participación de mercado y afectar el desempeño del negocio. Cambios en la regulación, como por ejemplo la forma en que se hace la contratación de las empresas constructoras o las mayores exigencias del INVIMA (INSTITUTO NACIONAL DE VIGILANCIA DE MEDICAMENTOS Y ALIMENTOS) a compañías farmacéuticas exigen muchas inversiones y aumento en el capital de trabajo, esto hace que muchas empresas requieran buscar socios estratégicos que inviertan recursos importantes o los adquieran para poder sobrevivir.

Toma de utilidades: Vender un negocio con buenos indicadores financieros representa obtener hoy el equivalente a muchos años de utilidades. Para que los negocios crezcan se requiere reinvertir una proporción importante de los beneficios netos. A pesar de que un negocio sea muy rentable, los propietarios normalmente no las disfrutan completamente ya que deben reinvertir para aprovechar oportunidades de mercado, mantener su posición competitiva y renovar activos que garanticen la permanencia del negocio en el largo plazo. Es común ver propietarios de negocios multimillonarios viviendo austeramente; vender su empresa puede significar tener la liquidez y el tiempo libre para cumplir muchos sueños como comprar un yate, jugar golf todos los días, viajar por el mundo y llevar un estilo de vida con muchas comodidades.

La vida es corta: Los alemanes viven para trabajar, los franceses trabajan para vivir. ¿De qué le sirve a uno morir siendo el más rico del cementerio? Muchas personas destinan toda su vida a incrementar su patrimonio y mueren sin disfrutarlo, este patrimonio pasa a manos de sus herederos, yernos y si la persona muere sin dejar testamento –abintestato-- a adjudicación de los bienes del que muere sin testar o con un testamento nulo, pasando entonces la herencia, por ministerio de la ley, a los parientes más próximos

Yo pienso que la vida se trata de vivir experiencias, servir a los demás y dejar un legado a la sociedad. Es importante llevar un equilibrio entre el trabajo, vida familiar, descanso, espiritualidad, diversión y generación de riqueza. Pronto te cansarás de la fortuna y esto será cuando te des cuenta de que te estropea la ocasión de ser un hombre superior.

¿Para qué tener dinero ilimitado para viajar cuando ya no se cuente con la salud para hacerlo?

Disfrutar de los primeros años de sus hijos o nietos es algo que solo se puede hacer en determinados momentos de la vida. Para mí lo ideal es vender el negocio en el momento que dichos recursos le permitan tener libertad financiera y hacer todas aquellas cosas que siempre soñó.

Ciclo de vida del negocio: Los negocios son como organismos vivos que nacen, se reproducen y mueren. ¿Quién se iba a imaginar hace algunos años que Nokia, BlackBerry y Palm serían los patitos feos de la industria celular? ¿O que los cambios en el gusto de los consumidores afectarían tanto las ventas de McDonald’s?

Como dice un buen amigo “el pan se vende caliente”. Es mejor vender el negocio cuando aún se encuentra en una fase de vida donde tiene mucho valor y es atractivo para terceros, una vez se llega a la fase de declive lo más seguro es que vender el negocio será muy difícil o su venta no será atractiva.

Riesgo país: En España somos un país con alto riesgo (político, económico, social, sindicatos de izquierda, etc.). ¿Cuándo desearían los empresarios españoles haber vendido sus empresas hace una década? El riesgo de nuestro país tiene un alto impacto en el valor de los negocios. En España uno puede adquirir una empresa y recuperar el capital invertido en pocos años, si la gestiona bien. (ver ejemplo a pie de página). 

Crisis financieras y económicas: Las crisis financieras y económicas se repiten cada vez con más frecuencia, que se origina por problemas asociados al sistema financiero o monetario de un país. ..., Cuando llegan las crisis es más difícil vender una empresa a un buen precio, por eso es ideal aprovechar los buenos momentos económicos para tomar la decisión de vender. Son los mismos bancos y cajas de ahorro los que reducen sus plantillas para mantener la rentabilidad de que disfrutan. En este aspecto la banca nunca se va a socializar y menos ahora.

Oportunidades inesperadas: Algunos empresarios no piensan vender sus negocios cuando algún comprador inesperado toca la puerta. En estos casos es mejor oír las ofertas ya que a pesar del buen funcionamiento que tenga un negocio, vender a un buen precio puede ser muy atractivo. “Nadie ha quebrado comprando una empresa con beneficios"”.

Para terminar, la respuesta que puedo darle al lector de este artículo que este analizando la oportunidad de vender su empresa a un inversor estratégico que está interesado en comprarla, es simplemente que evalúe qué precio está dispuesto a pagar dicho inversor, si el precio es muy atractivo es una excelente oportunidad, si no hay otras motivaciones personales para vender y la oferta resulta no ser lo suficientemente atractiva, es mejor seguir explotando la empresa y venderla más adelante.

No obstante si usted va a vender su empresa debe tener en cuenta que el posible inversor probablemente se planteará las siguientes preguntas:
  • ¿Cuál ha sido la evolución de los resultados de la empresa?
  • ¿Cuáles son las perspectivas futuras de su evolución?
  • ¿La tendencia de los beneficios supone crecimiento, estabilidad o declive?.
  • ¿Existe alguna variabilidad o tendencia significativa?
  • ¿Cuál es la posición financiera a corto plazo?.
  • ¿Qué factores probablemente le afectarán en el futuro?
  • ¿Cuál es la estructura de capital de la empresa?.
  • ¿Qué riesgos y ventajas supone para el inversor?
  • ¿Qué indica la comparación de los puntos anteriores con las demás empresas del sector?

Por último, recuerde que cualquier persona puede vender una empresa directamente sin la asesoría de un banco de inversión; la clave está en venderla al mejor postor y en las mejores condiciones, y para eso sí es indispensable contar con buenos asesores que le ayuden a maximizar el precio de venta. Así como uno no va a un médico de cabecera para que le haga una cirugía estética, no espere vender su empresa de la mejor manera sin la asesoría adecuada.

Pedro Rubio Domínguez

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EJEMPLO PRÁCTICO

Una empresa compró una pequeña fábrica que durante los últimos años había obtenido beneficios superiores a la media de empresas similares de su sector.  Al inspeccionar la fábrica con el propietario anterior, en cuyo acuerdo de compra se pactó que quedaría como gerente, los nuevos propietarios se hicieron muchas preguntas respecto la gestión de la empresa, como: procesos de producción, determinación de los precios, control de costes, gastos de personal, etc.

Las respuestas que recibieron fueron del estilo de:

“nosotros simplemente revisamos aquellos puntos que creemos interesante”

“sabemos lo que nos cuesta la materia prima, la mano de obra y que producción debemos hacer para obtener los beneficios esperados”

“no nos molestamos en controlar los gastos generales”

Los nuevos propietarios pensaron que podrían ahorrar mucho dinero si introducían, como así hicieron, controles minuciosos.  Sin embargo, un año después los beneficios de la fábrica descendieron en casi un 50%.  La introducción de unos procedimientos de control complejos no resultó rentable y provocaron un considerable incremento en los costes de explotación.

PRD

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