Hay un punto de inflexión en la vida de todo adulto
Un «break point». Una ruptura. La última gota del vaso. Una decisión. Un giro dramático…. Las ganas de abandonar cuando justo estás punto de ganar. De marcar el punto que te llevará a otro lugar.
Ese antes y después que se puede aplicar al desarrollo profesional de muchas maneras:
- Un momento crucial en la carrera, donde te toca tomar una decisión importante o afrontar un desafío que te ha ayudado a crecer profesionalmente.
- Un momento donde cambias de dirección profesional, tal vez incluso cambiando de industria o de rol.
- Un evento oportuno que nos ayuda a avanzar en nuestra carrera, ya sea una nueva oportunidad de negocio, un contacto clave o relación relevante.
- El punto de quiebra también puede ser un momento de crecimiento personal, donde se ha aprendido a lidiar con obstáculos o fracasos que nos ayudan a madurar.
Lo llamativo es que una vez conseguimos, “pasamos” o superamos ese break point, no nos paramos a pensar sobre ello con detenimiento, para analizarlo ¡e incluso celebrarlo! Cuando es algo que nos puede proveer de muchísima información a presente futuro. Si miramos la punta de la nariz de las organizaciones a las que les va bien, que además de innovadoras, ágiles, digitales y humanas son resilientes, descubrimos que sus líderes han vivido -con consciencia- esta experiencia.
Por ejemplo, sabemos -un estudio de la Universidad de Pennsylvania así lo detalla- que los líderes resilientes ayudan a reducir el estrés y mejorar la salud mental de sus equipos, lo que puede aumentar la productividad en un 18%.
Break point en líderes
Pues bien, según una encuesta realizada por la Asociación Americana de Administración de Personal se encontró que el 80% de los líderes que experimentaron un momento de quiebre aseguraban que esa experiencia los había ayudado a crecer profesionalmente.
Lo cual conecta a su vez con lo publicado en la revista Harvard Business Review, que encontró que los líderes que se recuperaron de un break point mostraron un incremento en la confianza de sus equipos, aumentando por ello la productividad de la empresa en un 22%. Círculo virtuoso.
Reconocer los momentos clave en los que algo que se nos “rompió” en nuestra carrera ayuda a entender cómo hemos llegado a donde estamos, y por tanto cómo se puede seguir creciendo y mejorando. Entre otras cosas cada break point nos puede ayudar:
- A aprender de los errores: entender qué ha funcionado y qué no, y cómo se puede mejorar en el futuro.
- A valorar tus éxitos: Reconocer los momentos de quiebra que te han llevado a logros profesionales ayuda a valorar las habilidades y capacidades, además de generarnos -y a nuestros equipos- la confianza suficiente para seguir adelante.
- Te ayuda a encontrar nuevas oportunidades: nos permite identificar nuevas oportunidades para crecer a través de nuevas experiencias, habilidades o relaciones.
Se trata de dominar el estado de supervivencia para no tener que preocuparse constantemente y abrir un espacio para la creatividad, el trabajo significativo, con propósito, entendiendo que ningún break point es un fracaso, sino una estupenda herramienta de cambio, inevitablemente, pero sobre todo de aprendizaje.
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