Una de las características más desafiantes y a la vez fascinantes de las empresas familiares es la coexistencia de distintas generaciones que, con perspectivas y valores diferentes, intentan construir un futuro compartido.
En el contexto de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), donde la proximidad entre los fundadores y sus sucesores es mayor, gestionar esa diversidad generacional puede ser una tarea compleja pero imprescindible para asegurar la continuidad y el éxito del negocio. Es aquí donde surge la necesidad de implementar un plan de coexistencia generacional que permita integrar las visiones de los miembros más veteranos con la frescura e innovación de las nuevas generaciones.
Un plan de coexistencia generacional no se trata de simplemente “ceder el control” o “dar espacio a los jóvenes”. Es mucho más profundo: implica construir un entorno donde ambas generaciones puedan aportar lo mejor de sí y trabajar juntas para llevar a la empresa a su máximo potencial. A continuación, repasaremos los pasos clave para implementar este tipo de plan en una PYME familiar.
1. Reconocer la necesidad del cambio
El primer paso para implementar un plan de coexistencia generacional es aceptar que el cambio es inevitable. Cada generación trae consigo una forma distinta de ver el mundo, y lo que funcionó en el pasado no necesariamente será lo más adecuado para enfrentar los desafíos del futuro. En muchas PYMES, el fundador o los empresarios baby boomers pueden estar tan acostumbrados a su forma de gestionar que ven cualquier sugerencia de cambio como una amenaza a lo que han construido.
Es fundamental que ambas partes reconozcan la importancia de adaptarse. Para los fundadores, aceptar que es necesario ceder control no implica perder poder, sino que es una oportunidad para asegurar la continuidad de su legado. Para los jóvenes, es esencial entender que el conocimiento y la experiencia de los mayores sigue siendo un activo invaluable.
2. Crear un espacio de diálogo intergeneracional
El diálogo es el eje central de cualquier plan de coexistencia generacional. No puede haber coexistencia si no hay comunicación. El diálogo intergeneracional debe ser constante, estructurado y transparente. En muchas empresas familiares, los miembros de la generación mayor y los de la generación más joven se comunican de manera esporádica y, en ocasiones, emocionalmente cargada. Esto genera malentendidos y conflictos que minan la confianza entre ambas partes.
Es recomendable establecer reuniones periódicas donde se discutan no solo los asuntos operativos de la empresa, sino también las visiones de futuro. Durante estas reuniones, cada parte debe tener la oportunidad de expresar sus puntos de vista, preocupaciones y aspiraciones, sin miedo a ser juzgados o desestimados. La clave está en escuchar activamente, entender los motivos del otro y buscar puntos en común que sirvan como base para la construcción de un plan a largo plazo.
3. Definir roles claros y equilibrados
Uno de los grandes problemas en la coexistencia generacional es la falta de claridad en los roles que cada miembro de la familia desempeña dentro de la empresa. Muchas veces, el fundador sigue ejerciendo un control absoluto, incluso cuando ya ha designado a un sucesor. Por otro lado, la generación más joven puede querer asumir responsabilidades sin tener la experiencia suficiente para hacerlo. Esto crea tensiones que afectan el ambiente laboral y el desarrollo del negocio.
Para evitar esto, es crucial definir roles claros y equilibrados desde el principio. Los fundadores deben empezar a delegar responsabilidades gradualmente, permitiendo que la nueva generación tome decisiones clave, pero siempre dentro de un marco de colaboración. Por su parte, los miembros más jóvenes deben asumir esos roles con humildad, entendiendo que la experiencia es un proceso que se construye con el tiempo y que el apoyo de la generación mayor es vital para evitar errores costosos.
4. Capacitación cruzada y mentoría
Una de las mejores formas de asegurar una coexistencia generacional exitosa es a través de la capacitación cruzada y la mentoría. Los miembros de la generación mayor deben compartir su conocimiento, no solo sobre los aspectos técnicos del negocio, sino también sobre los valores y la cultura que han definido a la empresa a lo largo de los años. Esto es fundamental para mantener el legado familiar y asegurar que las decisiones futuras respeten la esencia del negocio.
Por otro lado, los jóvenes también pueden capacitar a los mayores en áreas donde tienen mayor experiencia, como el uso de tecnologías digitales, marketing en redes sociales o herramientas de gestión moderna. Esta transferencia de conocimientos en ambas direcciones no solo fortalece la relación entre generaciones, sino que también potencia la competitividad de la empresa.
5. Desarrollar una visión compartida
Otro paso crítico es la creación de una visión compartida para el futuro de la empresa. Cada generación tiene una idea diferente de hacia dónde debe ir el negocio. Para los mayores, el crecimiento puede ser sinónimo de estabilidad y seguridad, mientras que los más jóvenes pueden visualizar un futuro más arriesgado, con expansiones a nuevos mercados o la implementación de modelos de negocio más disruptivos.
El desafío aquí es lograr un equilibrio entre ambas visiones. Es importante trabajar en la creación de un plan estratégico que integre las aspiraciones de ambos lados. La generación mayor debe aceptar que el riesgo es parte del crecimiento, mientras que los jóvenes deben entender que el cambio debe ser progresivo y no comprometer la estabilidad del negocio. El futuro de la empresa debe construirse sobre un consenso, no sobre imposiciones.
6. Implementar estructuras de gobierno corporativo
Las PYMES familiares, a menudo, no cuentan con estructuras formales de gobierno corporativo, lo que dificulta la toma de decisiones, especialmente cuando hay múltiples generaciones involucradas. Implementar un comité de dirección o una junta familiar puede ser una excelente herramienta para organizar el proceso de toma de decisiones.
Estas estructuras formales permiten que las decisiones se tomen de manera más objetiva, basadas en criterios claros y con una visión a largo plazo.
Además, ofrecen un espacio donde cada miembro puede expresar sus opiniones y proponer ideas, minimizando los conflictos personales y facilitando la comunicación.
7. Establecer un plan de sucesión claro
Finalmente, cualquier plan de coexistencia generacional debe incluir un plan de sucesión claro. Los fundadores deben preparar a la siguiente generación para tomar las riendas del negocio, pero esto no se trata solo de pasar el control, sino de asegurar que la nueva generación esté verdaderamente preparada para asumir ese liderazgo.
Un plan de sucesión exitoso implica definir plazos, criterios de evaluación y mecanismos de acompañamiento para asegurar que la transición sea fluida.
Los jóvenes deben ser evaluados no solo por su entusiasmo y nuevas ideas, sino también por su capacidad para gestionar la empresa de manera eficiente y responsable.
Conclusión
Implementar un plan de coexistencia generacional en una PYME familiar no es un proceso simple ni inmediato. Requiere tiempo, paciencia y, sobre todo, voluntad de ambas partes para colaborar y aprender mutuamente.
Pero cuando se hace de manera correcta, el resultado es una empresa fortalecida, capaz de adaptarse a los cambios del mercado sin perder su esencia familiar. En última instancia, el éxito del plan radica en la capacidad de las generaciones para escucharse, respetarse y trabajar juntas hacia un objetivo común: asegurar el futuro y la continuidad de la empresa.
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