sábado, 30 de noviembre de 2024

Bruselas lanzará en sus primeros cien días un plan para la competitividad


Las tensiones políticas de las últimas semanas en la Eurocámara se han zanjado, finalmente, con el respaldo de los eurodiputados al nuevo Colegio de Comisarios diseñado por la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen. La urgencia por comenzar los trabajos en un mundo cada vez más polarizado y con mayor inestabilidad geopolítica se traslada a la agenda para los próximos cinco años. La idea es incrementar la penetración de las tecnologías limpias en la UE como parte de los esfuerzos para impulsar la competitividad industrial del bloque, para no perderle la pista a potencias como Estados Unidos y China.

"Europa se enfrenta ahora a una elección clara. Una elección que marcará nuestro trabajo durante cinco años y definirá nuestro lugar en el mundo durante los próximos cincuenta. La elección se reduce a si nos dejamos llevar por los acontecimientos y el mundo que nos rodea o si nos unimos y construimos nuestro futuro por nosotros mismos", decía la jefa del Ejecutivo comunitario ante la Eurocámara que debía respaldarla en el cargo en julio.

Toda la estrategia de la legislatura tiene mucho que ver con la competitividad industrial. Son, precisamente, los altos precios de la energía uno de los factores que lastra la competitividad del bloque en la carrera contra Estados Unidos y China. Aunque que la UE vaya rezagada en este aspecto no es que sea nuevo, tal situación se remonta a la década de los 80. Ahora, sin embargo, se trata de una competición en la que las energías verdes tendrán mucho que decir, después de que tanto Washington como Pekín hayan dotado a sus industrias de respectivos subsidios. A ello se suma la vuelta del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, que dejó patente, en campaña, su promesa de impulsar la extracción de petróleo y gas natural, algo de lo que Europa carece y con lo que no puede competir.

Es por ello que Von der Leyen se comprometía esta misma semana ante la Eurocámara a avanzar en la competitividad europea. "Puedo anunciar que la primera gran iniciativa de la nueva Comisión será una Brújula de la Competitividad. Esta brújula marcará nuestro trabajo durante el resto de la legislatura. La Brújula se basará en los tres pilares del informe Draghi. El primero es cerrar la brecha de innovación con EEUU y China. El segundo es un plan conjunto de descarbonización y competitividad. Y el tercero es aumentar la seguridad y reducir las dependencias".

La alemana arrancará la legislatura poniendo en práctica las recomendaciones de los exprimeros ministros italianos, Mario Draghi y Enrico Letta, que para aupar la competitividad de la UE recomendaban reforzar el ecosistema de empresas tecnológicas, innovadoras y de startups. Para ello, no menos importante es avanzar en la unión de mercado de capitales con la que se busca disipar la fragmentación a la que se enfrentan las empresas, tanto a nivel regulatorio como burocrático, así como las dificultades para levantar financiación en 27 mercados distintos, frente a uno que presenta el estadounidense.

"Nuestra libertad y soberanía depende más que nunca en nuestra fortaleza económica. Nuestra seguridad depende en nuestra capacidad de competir, innovar y producir y nuestro modelo social depende de una economía que crezca y afronte el cambio demográfico", afirmaba la alemana esta semana.

Ya en julio delineaba un plan con las ambiciones a completar durante los cien primeros días de mandato, es decir, a partir del domingo de esta semana. Tras la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, la UE tuvo que ponerse las pilas para avanzar en la transición a las tecnologías verdes. Como seguimiento de este plan, Von Der Leyen presentará su Pacto por la Industria Limpia. Se trata de la continuación el Pacto Verde Europeo de la anterior legislatura, que implica llevar a la práctica los objetivos de descarbonización de la economía para mitad de siglo.

La idea, según explicó en julio, es canalizar las inversiones necesarias para la infraestructura y la industria verde, acelerar los permisos para los proyectos de renovables y reducir la factura de la energía para los consumidores. Se trata de caminar hacia ese objetivo del Pacto Verde europeo, de lograr una economía descarbonizada en 2050 y hacerlo tomando las riendas de la energía consumida en el bloque comunitario, tras aprender la lección del chantaje ejercido por Rusia a raíz de la invasión de Ucrania.

Porque la incertidumbre geopolítica está ahí. La invasión militar rusa de Ucrania tiene a la UE en vilo y con un sistema de apoyo desplegado hacia Kiev que no impide poner en guardia sus propias fronteras. El despliegue de tropas en las fronteras ucranianas por parte de Corea del Norte no es que simplifique, precisamente, la situación. Y Pekín, lejos de posicionarse en el conflicto, actúa como habilitador de material militar para el Kremlin. A esto se suma la inestabilidad en Oriente Medio, lo que configura un panorama internacional delicado.

En este contexto, la UE dará alas a su propia industria de defensa en este mandato. "Europa no puede determinar las elecciones en todo el mundo, pero puede optar por invertir en la seguridad y la defensa de su propio continente", indicó la alemana en julio. En este punto considera necesario incrementar el gasto en esta partida, así como crear un mercado único para el sector de defensa o crear proyectos a nivel comunitario que se orienten a la seguridad.

La vuelta de Trump pone en riesgo la relación con Washington

La vuelta de Trump a Washington se presenta como un seísmo para la UE. Su principal socio comercial tendrá como presidente a un político que ha anunciado en campaña aranceles de hasta el 20% a los productos europeos. Las tensiones comerciales vividas en la anterior legislatura del republicano amenazan con replicarse y podrían ir más allá. Por ese motivo, la UE debe plantearse la necesidad de romper dependencias con Washington, principalmente en seguridad y defensa, pero también en el plano energético. Además, Bruselas deberá atender a las repercusiones que el cambio en Washington pueda generar en las dinámicas globales.

La promesa del republicano es la de imponer aranceles de hasta el 60% también a las importaciones de China. El trasfondo es sencillo, en realidad, tratará de ralentizar la economía del gigante asiático. Pero las implicaciones de tal movimiento van más allá: Bruselas deberá gestionar que las exportaciones chinas que no vayan a EEUU se redirijan a la UE y, además, el golpe que esto supondrá para la economía comunitaria.

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