lunes, 30 de diciembre de 2024

饾棛饾棶饾椆饾棶饾棸饾椂饾棶 饾棻饾棽 饾棸饾棶饾椇饾棷饾椂饾椉, ¿饾棸饾椉饾椈饾棻饾椂饾棸饾椂饾椉饾椈饾棶饾榾 饾榿饾槀 饾棾饾棽饾椆饾椂饾棸饾椂饾棻饾棶饾棻 饾棶饾椆 饾棸饾棶饾椇饾棷饾椂饾椉 饾棻饾棽 饾椆饾椉饾榾 饾椉饾榿饾椏饾椉饾榾?


Si sueles pensar que ser铆as m谩s feliz si tu pareja, padres, amigos, el gobierno o incluso el propio mundo cambiaran, es probable que est茅s sufriendo lo que se conoce como “falacia de cambio”. Obviamente, imaginar un mundo mejor y luchar por conseguirlo no es negativo, pero condicionar tu felicidad a que se produzca ese cambio suele ser una espada de Damocles que, m谩s temprano que tarde caer谩 sobre tu cabeza.

¿En qu茅 consiste la falacia del cambio exactamente?

La falacia de cambio es una distorsi贸n cognitiva que consiste en pensar que nuestro bienestar y felicidad dependen de que los dem谩s cambien. En la pr谩ctica, sentimos la necesidad de cambiar a quienes nos rodean porque creemos que solo as铆 podremos sentirnos bien, de manera que ponemos nuestras esperanzas en que esa transformaci贸n se produzca.

La falacia del cambio nos hace pensar que las cosas ir铆an bien si tan solo pudi茅ramos influir m谩s en los dem谩s. Creemos que todo ser铆a mejor si los otros cambiaran. Por tanto, en su base se encuentra la creencia err贸nea de que nuestro bienestar depende de los actos de los dem谩s y la idea de que tenemos poder para influir en sus decisiones, actitudes y comportamientos.

¿Por qu茅 el cambio de los dem谩s no puede garantizarnos la felicidad?

La falacia de cambio nos tiende una trampa al hacernos pensar que nuestra felicidad depende de los dem谩s. Desarrollamos un locus de control externo al atribuir nuestro bienestar casi exclusivamente a lo que hagan, piensen o sientan los dem谩s.

Creemos que para satisfacer nuestras necesidades, son los otros quienes han de cambiar. Pensamos cosas como “si mi pareja cambiara, tendr铆amos una relaci贸n estupenda”, “estar铆a feliz si mi jefe cambiara” o incluso “estar铆a mejor si el gobierno cambiara”. La sintaxis siempre es la misma: “si tan solo cambiara tal cosa, entonces yo podr铆a…”.

Sin duda, tener una pareja m谩s sol铆cita, un jefe m谩s comprensivo o un gobierno que entienda mejor las necesidades de los ciudadanos podr铆a mejorarnos la vida y hacernos m谩s felices. Sin embargo, supeditar nuestro bienestar y condicionar nuestra felicidad al cambio de terceras personas es como hipotecar nuestra vida sin ninguna garant铆a.

Ponernos en manos de los dem谩s en realidad nos condena a un estado de insatisfacci贸n permanente ya que es poco probable que consigamos esas relaciones ideales o esas circunstancias perfectas. Como resultado, nos condenamos a perseguir un imposible.

Poner nuestras esperanzas en que el otro cambie tambi茅n implica, de cierta forma, asumir una actitud egoc茅ntrica en la cual suponemos que el mundo gira a nuestro alrededor, de manera que debe adaptarse a nuestras necesidades y deseos. La vida no funciona as铆. Y cuanto antes lo asumamos, mejor.

Destinar nuestros esfuerzos a conseguir el cambio que deseamos en los dem谩s, muchas veces sin siquiera preguntarnos si las otras personas quieren o est谩n dispuestas a cambiar, suele ser una condena al fracaso.

Creer que si los dem谩s cambiaran, todo ser铆a mejor, y luego intentar obligarlos a hacerlo, no har谩 m谩s que generar tensi贸n y conflictos. Terminaremos malgastando una energ铆a preciosa que pod铆amos haber usado en desarrollar estrategias m谩s adaptativas para lidiar con nuestra realidad.

¿C贸mo contrarrestar la falacia de cambio y recuperar las riendas de tu vida?

Albert Ellis pensaba que “hay tres monstruos que no nos permiten avanzar: tengo que hacerlo bien, tienes que tratarme bien, y el mundo debe ser f谩cil”. Ellis, quien fundament贸 su teor铆a en la filosof铆a estoica, la cual sosten铆a que la perturbaci贸n emocional no depende directamente de la situaci贸n, sino de la interpretaci贸n que le damos, consideraba que todos desarrollamos diferentes creencias irracionales que matizan nuestra manera de ver el mundo y la forma de reaccionar ante los acontecimientos.

La falacia de cambio se sustenta precisamente en muchas de esas creencias irracionales, como pensar que “la desgracia humana se debe a causas externas”, que “es terrible que las cosas no vayan como las hab铆amos planeado” o que “las personas significativas deben amarnos y aceptarnos”. Estas creencias tienen algo en com煤n: proyectamos sobre los dem谩s la responsabilidad de dise帽ar nuestra propia vida.

Obviamente, esas distorsiones cognitivas se agudizan cuando tenemos dificultades porque tenemos la tendencia a proyectar los errores en los dem谩s. Es m谩s f谩cil culpar a los otros cuando las cosas van mal, desempe帽ar el papel de v铆ctimas o incluso sentirnos con derecho a pedir que los dem谩s cambien.

Sin embargo, “la persona emocionalmente madura debe aceptar por completo el hecho de que vivimos en un mundo de probabilidades y de azar, donde no hay, ni probablemente jam谩s habr谩, certezas absolutas, y debe darse cuenta de que no es para nada horrible”, como explicara Ellis. A lo largo de la vida nos encontraremos con muchas personas y situaciones que no nos gustan y que no podremos cambiar. Podemos dejar que arruinen nuestro d铆a o incluso nuestra vida – o podemos decidir c贸mo responder.

Para contrarrestar la falacia del cambio y evitar la tentaci贸n de responsabilizar a los dem谩s por nuestra felicidad y bienestar, podemos preguntarnos: ¿qu茅 pruebas tengo para creer que mi bienestar depende exclusivamente de que ese cambio?

No obstante, la pregunta realmente transformadora es: si la persona o la situaci贸n no cambia, ¿qu茅 puedo hacer yo para sentirme mejor? As铆 nos obligamos a volver los ojos que apuntaban hacia afuera al verdadero protagonista de nuestra vida: nosotros.

Entonces podremos retomar el control y encontrar la felicidad y el bienestar por el que responsabiliz谩bamos a los dem谩s. Cuanto m谩s elijamos aceptar la responsabilidad por nuestra vida, m谩s poder ejerceremos sobre nuestro destino. Adem谩s, aceptar la responsabilidad por nuestros problemas es el primer paso para resolverlos.


     Juan Carlos Valda


Fuentes:

Kaufmann, M. et. Al. (2022) Blaming others: Individual differences in self-projection. Personality and Individual Differences; 196: 111721.

Cohn, M. A. et. Al. (2009) Happiness Unpacked: Positive Emotions Increase Life Satisfaction by Building Resilience. Emotion; 9(3): 361–368.

Ellis A. (1962) Reason and emotion in psychotherapy. Nueva York: Lyle Stewart.


Por gentileza de: 

https://grandespymes.ar 
____________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario