Una de las características más habituales del empresario de la pequeña y mediana empresa es mostrarnos a una persona que está continuamente jugando al límite de sus posibilidades. Atendiendo todas las necesidades operativas de la empresa y haciéndose algo de tiempo (cuando puede) para ver hacia dónde se dirige el negocio.
Sus planteamientos habituales a quien quiera escucharlo pasan por no tener tiempo para nada mientras acepta que, todos y todo, dependa de su persona, que no puede tomarse un momento para sí porque el teléfono no para de sonar con consultas y preguntas acerca de qué hacer.
El problema no sería tan crítico si no estuviéramos hablando de la única persona de la empresa que conoce el negocio y los resortes para hacerlo rentable.
El único que puede reinventarlo o desarrollar un producto que satisfaga mejor las necesidades de sus clientes. Quién tiene perfectamente en claro la propuesta de valor de la empresa y además tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de capacitar, formar a sus colaboradores administrando la cultura organizacional de la empresa.
Pero el problema realmente grave es que, además, nuestro empresario es proclive a estar rodeado de colaboradores que esperan sus respuestas (y que esperan pasivamente y muchas veces sin nada que hacer)
Pues si eso lo ven o viven a diario no es mucho lo que debo explicarles sobre el fenómeno de la delegación inversa.
Es el proceso por el cual el empresario no sólo acostumbra a delegar pocas tareas, sino que, además comienza a ocuparse de las tareas o las decisiones que ya ha delegado en sus colaboradores.
Es muy común que ellos vayan a verlo a la oficina o bien lo interrumpan cuando va caminando por la empresa con el argumento de decirle: "Jefe, realmente no encuentro la manera de resolver este tema/situación y estoy seguro que con el conocimiento y experiencia suya ya habrá transitado por algo similar. ¿Cómo puedo hacerlo?” o bien “Necesito que eche una mano con este trabajo porque realmente no lo entiendo”.
Si Ud. cae en la tentación de ayudar, está perdido pues estas son algunas de las muchas fórmulas que suelen emplear sus colaboradores para trasladar sus propias tareas al jefe, descansar de problemas y hacer que éste sea el que no pueda descansar.
Por supuesto que eso no sucede porque sí, el origen hay que encontrarlo en muchos de los pensamientos que caracterizan al empresario frente al proceso de delegación como ser:
- Tener el convencimiento de que los demás lo necesitan y que no son nada sin él.
- Ser sensible al halago (“nadie lo hace como Ud., jefe”).
- Que los colaboradores sepan que Ud. siempre está predispuesto a hacerse cargo.
- Que los colaboradores tengan temor a sus críticas y por lo tanto se sientan inseguros.
- Comodidad por parte de los colaboradores y poca predisposición para asumir responsabilidades
¿Por qué la delegación inversa, constituye un problema?
- El empresario/gerente queda a cargo del tema que debería resolver el colaborador y por supuesto que volverá a dejar de lado las responsabilidades propias de su función de dirección para resolver las que aceptó.
- El colaborador no solamente se quita de encima la tarea sino que además queda libre de la responsabilidad respecto del resultado de la misma
- Se da el caso que se invierte la cadena de autoridad, el colaborador comienza a preguntarle a su jefe si ha terminado el trabajo y le explica que otros temas están frenados hasta que reciba la respuesta.
¿Cómo manejarse ante esta situación?
Antes de ofrecer cualquier tipo de ayuda (o de hacerse cargo) tómese un momento para analizar si realmente se justifica que Ud. asuma la responsabilidad.
Es decir, reflexione: ¿Está a su juicio el colaborador capacitado para resolver la situación? ¿Está dentro de sus posibilidades el hacerlo? ¿Por qué no lo hace si esta capacitado?
Si Ud. cae en la tentación de aceptar rápidamente el “encargo” no tenga dudas que de ahí en más Ud. será la mano derecha de su colaborador (¿y esa… no es la idea verdad?).
Si por el contrario, Ud. detectó el juego, devuélvale la pelota y utilice preguntas como: “¿Cómo lo harías? ¿Por qué no preparas algunas opciones de solución y luego las analizas? ¿Has analizado el problema con tus colaboradores, te asesoraste de algún modo antes de verme? Dale una vuelta más, yo estoy convencido de que tienes la capacidad para resolverlo”.
Bajo ningún concepto acepte hacerse cargo del tema ni siquiera para analizarlo y dar una orientación. Si esa fuera la mejor opción, hágalo frente al colaborador, pero limitando su función a hacerlo pensar, utilice preguntas para que él pueda desarrollar alternativas.
Recuerde: Usted no puede delegar y luego olvidarse
Si a pesar de todo le cuesta, ponga mala cara alguna vez y hágale ver al colaborador que está capacitado para resolver el tema por sí mismo y que Ud. también tiene sus propias responsabilidades que cumplir.
Juan Carlos Valda
jcvalda@grandespymes.com.ar
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