Algunas veces nos planteamos si tal vez existen aspectos positivos y negativos al tomar decisiones en grupo. Los riesgos principales incluyen el caer en el pensamiento grupal y en otros prejuicios que pueden distorsionar el proceso y el resultado final. Pero el juntar a varias mentes para resolver un problema tiene sus ventajas. Para utilizar los aspectos positivos e incrementar las posibilidades de que un equipo obtenga resultados satisfactorios se recomiendan adoptar las siguientes estrategias:
1.- Formar un grupo pequeño cuando se tengan que tomar decisiones importantes
Los equipos grandes tienden a tomar decisiones guiadas por prejuicios con mayor frecuencia. Por ejemplo investigaciones muestran que los grupos de siete o más miembros son más susceptibles de caer en el prejuicio de confirmación. Cuanto mayor sea el grupo mayor es la tendencia de sus miembros de evaluar la información de forma que concuerde con información y creencias pre- existentes. Manteniendo el grupo entre 3 a 5 miembros se pueden reducir los efectos negativos y obtener los beneficios de múltiples perspectivas.
2.- Escoger un grupo heterogéneo (la mayor parte de las veces)
Diversos estudios han mostrado que los grupos formados por personas con opiniones homogéneas tienen una mayor tendencia hacia realizar una toma de decisiones prejuiciada. Los equipos con distintos puntos de vista pueden neutralizar más eficazmente los sesgos. Pero el contexto tiene, también, importancia: al intentar completar tareas que requieren de distintas habilidades y perspectivas, tales como conducir una investigación o diseñar procesos, los grupos heterogéneos pueden tener un mejor desempeño que los homogéneos y por el contrario si se trata de tareas repetitivas que requieran pensamiento convergente y entornos estructurados, como puede ser la adhesión a procedimientos de seguridad en la asistencia sanitaria, los grupos homogéneos funcionan mejor. Por tanto el líder debe analizar primero la naturaleza de la decisión a tomar antes de reunir a un equipo adecuado.
3.- Designar uno o dos disidentes oficiales
Una forma de contrarrestar las tendencias hacia el pensamiento grupal en los equipos es designar un “abogado del diablo” para que cuestione el proceso de toma de decisiones del grupo. En equipos de más de 7 personas es conveniente que sean dos personas para evitar el aislamiento.
4.- Reunir opiniones de forma individual
El conocimiento colectivo de un grupo solo es una ventaja si se utiliza correctamente, Para obtener el máximo de las distintas competencias del equipo es aconsejable reunir las opiniones de forma individual antes de que las personas compartan sus ideas en el grupo. De esta forma además de limitar el pensamiento grupal, también disminuye la influencia de la antigüedad percibida, los supuestos expertos o las agendas ocultas.
5.- Facilitar un espacio seguro para manifestar las ideas
Si queremos que las personas compartan sus opiniones y participen en disensiones constructivas necesitan sentir que pueden hablar libremente sin miedo a represalias. Para ello el líder debe fomentar la reflexión y la discusión de opiniones divergentes, de posibles dudas y de experiencias de forma respetuosa. Existen tres elementos básicos para crear un espacio seguro:
a) Centrar el feedback en la decisión o en la estrategia a discutir, no en el individuo.
b) Expresar los comentarios como sugerencias y no como órdenes.
c) Ofrecer feedback de forma que muestre que el líder empatiza y aprecia a las personas que trabajan con él hacia una meta común.
6.- No apoyarse en exceso en los expertos
Los expertos pueden ayudar a los grupos a tomar decisiones mejor informadas, pero una confianza ciega en sus opiniones puede hacer que el equipo sea más susceptible ante sesgos que pueden distorsionar el resultado. Investigaciones muestran que si se les hace parte de la toma de decisiones puede hacer que el grupo se adapte a las opiniones del experto o realizar juicios con un exceso de confianza. Por tanto es recomendable invitar a los expertos para ofrecer sus opiniones sobre un tema bien definido, posicionándoles como una parte externa al grupo.
7.- Compartir la responsabilidad de forma colectiva
El resultado de la decisión puede estar influido por elementos tan simples como la elección del mensajero del grupo. Con frecuencia se observa que un solo individuo es el responsable de seleccionar a los componentes adecuados para el equipo, organizar la agenda y comunicar los resultados. Cuando este es el caso los prejuicios individuales pueden influir en la decisión de un equipo. Diversos estudios demuestran que para contrarrestar estas tendencias negativas es conveniente asignar distintos roles a los miembros de un equipo basándose en la experiencia y conocimientos de los mismos. Más aún todos los componentes del equipo deben sentirse responsables del proceso de toma de decisiones y del resultado final. Una forma de hacerlo es pidiendo al equipo que firme un acuerdo de responsabilidad conjunta al principio lo que facilita una distribución más equitativa del poder y un intercambio de ideas más abierto.
Isabel Carrasco
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