Según el último informe del Observatorio GEM España 2023-2024, las iniciativas emprendedoras no han parado de crecer de manera sostenida entre las mujeres desde el año 2012. Si bien es cierto que las autónomas aún mantienen un perfil que observa menos oportunidades para crear emprendimiento y padecen un mayor temor al fracaso, su equiparación paulatina al nivel de de los hombres se ha ido consolidando desde la crisis de 2012. Además, también crece el número de mujeres potenciales emprendedoras.
Según el último informe GEM España 2023-2024, las iniciativas emprendedoras no han parado de crecer de manera sostenida entre las autónomas desde 2012, y también crece el número de mujeres con potencial para comenzar un negocio.
Según el último informe del Observatorio GEM España 2023-2024, las iniciativas emprendedoras no han parado de crecer de manera sostenida entre las mujeres desde el año 2012. Si bien es cierto que las autónomas aún mantienen un perfil que observa menos oportunidades para crear emprendimiento y padecen un mayor temor al fracaso, su equiparación paulatina al nivel de de los hombres se ha ido consolidando desde la crisis de 2012. Además, también crece el número de mujeres potenciales emprendedoras.
Esto ha permitido que se igualara la tasa de emprendimiento de hombres y mujeres durante los años 2021 y 2022, aunque en 2023. Se espera que este crecimiento se acentúe el año próximo, como ocurrió en 2007, cuando las mujeres reaccionaron con más demora que los hombres a las nuevas oportunidades de negocio generadas el año anterior.
A pesar de ello, en 2023 se inició un aumento significativo de la intención emprendedora tanto de hombres como de mujeres. Se mantiene el porcentaje de hombres dispuestos a emprender más (11,5%), y aunque sigue siendo superior al de las mujeres, el aumento ha sido mayor en el caso de las autónomas, que crecieron dos puntos durante 2023 (8,8% al 10,9%).
Según el marco de referencia de la UE, EntreComp, el emprendimiento significa actuar sobre oportunidades e ideas y transformarlas en valor social, cultural o económico para la sociedad. Dentro de las competencias que identifica, se encuentra la capacidad para identificarlas, o de pasar a la acción frente a las circunstancias.
En ese sentido, mejora de la percepción de oportunidades para emprender entre los hombres, y se reduce su miedo al fracaso. Además, todos los emprendedores consultados se consideraron capacitados para emprender. Uno de cada dos conoce a personas que están emprendiendo -un conocimiento clave para buscar alianzas o aprender de otros modelos de negocio-, y sólo uno de cada tres emprendedores percibe que el miedo al fracaso podría condicionar su comportamiento.
Sin embargo, esta actitud emprendedora es diferente en el caso del emprendimiento femenino. Seis de cada nueve mujeres involucradas en el proceso lo hacen sin percibir oportunidades claras de negocio, y tres de cada ocho tienen miedo a fracasar, a pesar de tener los conocimientos y habilidades para no hacerlo.
Aunque las tasas de emprendimiento se han ido igualando en los últimos años, y aunque tanto ellos como ellas tienen un perfil emprendedor similar en cuanto a edad y nivel educativo, hombres y mujeres emprenden por razones diversas.
Emprender para ganarse la vida por falta de trabajo por cuenta ajena sólo es una razón para emprender para la mitad de los hombres que están arrancando un proyecto empresarial en 2023, pero sigue siendo el motivo que señala el 60% de las mujeres.
En cambio, en cuanto a poder trabajar para uno mismo, sigue siendo la razón principal que argumentan siete de cada diez hombres y mujeres a cargo de iniciativas consolidadas, si bien se reduce entre los hombres cuando se trata de iniciativas emprendedoras recientes en comparación al número de mujeres.
La tradición familiar ha ido ganando peso como una de las motivaciones para emprender en los últimos años para las mujeres que han emprendido recientemente (23%), aunque ha disminuido para los hombres. Sin embargo, cuando se trata de emprendimientos ya consolidados, emprender por tradición familiar sigue siendo una de las razones esgrimidas por un tercio tanto de hombres como de mujeres, lo que demuestra un cambio de paradigma paulatino en la intención de emprender por parte de los hombres, una tendencia al que las mujeres también podrían incorporarse más adelante, diversificando los motivos que generan interés en el emprendimiento.
Aunque apenas hay diferencias en la distribución de emprendedores, hombres y mujeres, en función de su nivel educativo, han comenzado a surgir algunas diferencias dentro de cada uno.
El porcentaje de hombres con menores niveles educativos (primaria, secundaria) que tiene expectativas de emprender en los próximos tres años es ligeramente superior al de las mujeres, al igual que ocurre con las tasas de emprendedores recientes y tasas de emprendedores a cargo de iniciativas consolidadas, también ligeramente superiores.
Además, en los niveles de máster y doctorado, la actividad emprendedora es superior a la del resto de niveles educativos, y difiere entre hombres y mujeres. Uno de cada seis hombres con nivel de máster tiene expectativas de emprender en los próximos tres años, y uno de cada ocho hombres está a cargo de una iniciativa de menos de tres años y medio de vida, el doble que de los que están a cargo de iniciativas consolidadas y por encima del porcentaje de mujeres con máster.
Sin embargo, el porcentaje de mujeres con un doctorado con expectativas de emprender (14%), a cargo de iniciativas recientes (10%) y consolidadas (9%) es superior al de los hombres. Esto indica que la actividad emprendedora está relacionada no solo con el nivel de cualificación de los emprendedores sino también con sus alternativas laborales y expectativas de remuneración, y eso varía entre ambos géneros.
La tasa de emprendimiento entre la población con un nivel educativo más alto es cada vez mayor en ambos perfiles, lo que permite esperar un aumento del emprendimiento cualificado en el futuro.
Tanto hombres como mujeres en España emprenden más tarde que en otros países y, lejos de cambiar, esta situación estaría aumentando a medida que pasan los años.
Siete de cada diez emprendedores recientes tiene más de 35 años. A su vez, seis de cada diez emprendedores potenciales también superan esta edad. El pronóstico ante estos resultados, por tanto, es que habrá un perfil emprendedor más envejecido en España que otros países de referencia durante los próximos años.
Esto, consecuentemente, envejecerá aún más, también, a los emprendedores al frente de negocios ya consolidados, donde la mayoría ya tiene una edad que se encuentra entre los 45 y los 64 años.
Cabe destacar que ambos sexos coinciden aproximadamente en los tramos de edad en los que se produce mayor y menor abandono. En concreto, un tercio del fin de la actividad emprendedora se produce en el tramo de edad comprendido entre los 35 y los 44 años. En cambio, el mejor porcentaje de abandonos de la iniciativa emprendedora se produce entre los 18 y los 24, y entre los 55 y los 64 años de edad.
Lola Fernández
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