Jamás imaginé que el marketing digital fuera tan difícil. Y tampoco sabía que es algo tan apasionante. No te voy a negar que al comienzo fue algo desconcertante, desafiante y no pocas veces frustrante. Sin embargo, con el paso de los días, a medida que construía mi negocio, me di cuenta de que, en últimas, el marketing es tan solo como la vida misma.
Es decir, oscilamos entre días buenos y malos, días de aprendizaje y otros de errores, momentos de inmensa alegría y otros de necesaria reflexión. Así mismo, tanto la vida como el marketing digital se soportan en sólidos pilares (valores, principios) que nos sirven de guía en un camino que, no sobra decirlo, está lleno de dificultades y, claro, de oportunidades.
Y es inevitable, por cierto. Por eso, no deja de causarme pesar el hecho que haya tantos empresarios, emprendedores o profesionales independientes que llegan al increíble universo del marketing digital y se enfocan en evitar los errores. Y lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que no los evitan y, por el contrario, tras cometerlos se frustran, se desilusionan, se derrumban.
Tirar la toalla es fácil, muy fácil. ¡Vaya si lo sé! Jamás la tiré, pero son tantas las personas a las que vi hacerlo que perdí la cuenta. Y lo más doloroso es que prácticamente todas tenían mucho por dar, mucho conocimiento valioso por compartir. Sin embargo, no pudieron adaptarse al ecosistema digital, malgastaron sus energías y sus recursos y renunciaron.
Sus casos encierran una poderosa lección que todos, sin excepción, debemos aprender. Y ojalá lo hagamos por las buenas. ¿A qué me refiero? A que eres tú el que debe adaptarse a las leyes del marketing digital, aprenderlas y ponerlas en práctica. Es claro que, como la vida, esta es una actividad que evoluciona constantemente, pero los pilares siguen incólumes.
Y algo que es muy importante, en especial en estos tiempos: la clave NO está en las herramientas, en los maravillosos y cada vez más increíbles recursos que nos brinda la tecnología. Que son indispensables, por cierto, pero no marcan la diferencia a menos que decidas prescindir de ellos o los uses mal. Se trata de complementos, de una ayuda.
Entonces, ¿qué es lo importante? TÚ. Sí, tú eres lo importante, el factor que marca las diferencias y, en especial, la respuesta que busca el mercado bien para solucionar sus problemas o para satisfacer sus deseos. TÚ eres único a partir de tu conocimiento, de tus experiencias, de tus valores y principios, de tu propósito, y del aprendizaje de tus errores.
Que brotan por doquier, hay que decirlo. Dado que el marketing digital es un área tan amplia e involucra una gran variedad de acciones y tareas, es muy fácil equivocarse. Podría elaborar una lista de mil y un errores y con seguridad los he cometido todos. Sin embargo, para este ejercicio me limitaré a los 10 que son más frecuentes y costosos si estás empezando:
Ante de continuar, te sugiero que te tomes un respiro, 3, 5 segundos para respirar profundo. Una vez termines, te invito a que hagas un ejercicio privado. Es decir, no tienes que compartir el resultado conmigo ni con nadie. Es, simplemente, un autoexamen para determinar, por supuesto de una manera subjetiva, en qué estado te encuentras hoy en tu emprendimiento.
No te pregunto cuántos de esos 10 errores cometes, porque estoy completamente seguro de que cometes… ¡los 10! En mayor o menor medida. Y no importa, créeme, porque todos, sin excepción, tropezamos con alguna de esas 10 piedras. Incluso yo, con más de 26 años de trayectoria, todavía cometo algunos, así que, por favor, no te mortifiques, no te castigues.
¿De qué se trata? Toma cada uno de los 10 errores antes mencionados y otórgales una puntuación en función de en qué grado lo cometes. Ten en cuenta que 0 (cero) es ‘no hago nada de esto’ (o, de otra manera, me equivoco de cabo a rabo) y 5 es ‘lo tengo bajo control’. Al final, la sumatoria te arrojará una cifra con un puntaje máximo de 50. Y no, ni yo llego a 50.
Por supuesto, y dado que es un ejercicio personal y privado, la idea es que seas descarnadamente honesto. No tiene sentido decirte mentiras o tratar de tapar el sol con un dedo. Más bien, el objetivo de este ejercicio es brindarte información de primera mano para que puedas saber en qué estás fallando y puedas emprender un plan de recuperación.
Sin importar cuál sea la cifra que arroje este autoexamen (créeme, la mayoría no llega a 20), lo que te sugiero es que establezcas un plan de acción. ¿Cómo? Una vez hayas establecido cuáles son las áreas críticas de tu negocio, empresa o emprendimiento, fija prioridades. Mi consejo es que no abordes todas las opciones al mismo tiempo, porque será difícil avanzar.
Aborda una primero, la que mayor impacto negativo tenga en tu trabajo, la que más afecte tus resultados, y mejórala, llévala hasta un 5,0 aclamado. Luego sigues con las demás. No importa cuánto tiempo te tome solucionarlas todas: lo que realmente interesa es que lo hagas, que comiences a hacerlo, porque de lo contrario los errores te hundirán hasta el fondo.
Ten en cuenta, así mismo, que habrá algunos errores que corregirás tú mismo, pero también es posible que para otros más necesites ayuda idónea, asesoría especializada. Si es así, mi consejo es que no dudes en buscar esa ayuda ni en invertir lo que sea necesario. Recuerda que es una siembra y que más adelante llegará el tiempo de recoger la abundante cosecha…
Álvaro Mendoza
Por gentileza de:
Fuente: https://mercadeoglobal.com/blog/10-errores-reto/
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