lunes, 5 de febrero de 2024

La importancia de decidir el propio futuro: la planificación estratégica como respuesta a la incertidumbre ambiental

 


Cuando se habla de planificación estratégica, es inevitable tener en cuenta las crisis económicas actuales, los saltos tecnológicos y las pandemias, acontecimientos que alteran profundamente los planes de los empresarios y que son cada vez más frecuentes. El cambio constante parece imponerse y genera una sensación de desconcierto en muchas empresas, que luchan por encontrar una forma adecuada de competir.

En este contexto, cada vez más empresarios sienten que pierden el control de lo que ocurre con su empresa. A veces se convencen de que el éxito o el fracaso están totalmente determinados por lo que ocurre fuera de la empresa.

De hecho, un mundo cada vez más incierto y cambiante proporciona una coartada perfecta para no hacer nada, desalentando una planificación estratégica para el futuro. Fijar objetivos a medio plazo parece inútil. Pero ¿es realmente así?

La velocidad de adaptación al cambio tiene un efecto positivo en el rendimiento

De hecho, es lo contrario. Las empresas que se adaptan mejor y más rápido a los cambios repentinos del entorno son las que obtienen los mejores resultados porque prestan más atención a las condiciones del entorno. Tienen un mejor rendimiento y son más competitivas en su mercado objetivo que los que están dejándose llevar por los cambios. Esto sucede esencialmente por dos razones:
  • Porque las decisiones estratégicas tendrán debidamente en cuenta que los cambios del mercado son cada vez más frecuentes. Por ejemplo, desde el punto de vista de la organización, pueden preferirse las estructuras ligeras, los organigramas más bien planos y las alianzas con terceros para gestionar los aumentos de carga de trabajo.
  • Porque, teniendo en cuenta las acciones y condiciones necesarias para alcanzar determinados objetivos, estas empresas se dan cuenta rápidamente de los efectos que pueden tener los cambios en dichas condiciones. En otras palabras, si, como decía Séneca, "no hay viento favorable para el marinero que no sabe adónde va", los que saben adónde van entienden bien si el viento "gira" y en qué medida, y cómo ajustar su rumbo en consecuencia.
La planificación estratégica garantiza que el camino para la construcción futuro (¿y qué más le importa a una empresa si no el futuro?), tiene en cuenta las implicaciones de las decisiones tomadas en el presente y, también, las posibles distorsiones que “aparezcan” como consecuencia de los cambios en el entorno, de forma que se consiga controlar lo controlable y prevenir lo indeseable.

Por gentileza de: CEDEC
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